He venido pensando en este tiempo en que los cristianos celebran la resurrección de Jesús que la afirmación bíblica "Cristo ha resucitado" corresponde a la evaluación final de la vida de Jesús. En nuestro lenguaje secular equivaldría a decir Jesús saco nota máxima en la evaluación final, él ha triunfado, él ha realizado plenamente el proyecto de humanidad en su vida.
Jesús el hombre que pasó haciendo el bien, atendiendo a los enfermos, compartiendo el pan con los demás, reconociendo y celebrando la dignidad de todo ser humano, concluyó su vida en el absoluto fracaso: la cruz. Ella más que una sentencia a muerte implica una evaluación de la vida de quien es crucificado, como quien dice, quien muere en la cruz es un ser sin importancia, sin valor, en lenguaje colombiano equivale a decir, es un desechable. Seguramente aquellos que estaban cerca de Jesús, sus amigos y amigas, que lo seguían y encontraban en él un modelo de humanidad, quedaron horrorizados al contemplar su muerte. Pero, en ese contexto de horror, de tragedia, unas mujeres, María Magdalena en primer lugar, llegan a la certeza de que la vida de Jesús no termino en el fracaso, al contrario termino en la victoria: el llevo su existencia hasta el extremo de amor. Ellas llegan por tanto a la convicción de que quien murió en la cruz vive, Dios lo ha levantado (resucitar significa levantar y los textos bíblico dicen que Dios lo resucitó) o en otras palabras, llegan a la convicción de que ser ser-humano como Jesús equivale a ser plena presencia de Dios y por tanto plenitud de vida que no se acaba con la muerte biológica y, sobre todo, plenitud de vida que no puede ser destruida, borrado, pisoteada, con la humillación, la persecución, el desprecio, de quienes se niegan a vivir el proyecto de humanidad como don y servicio.
Así, las cosas, poco importa en que lugar de la tierra palestina se encuentran los restos mortales, el cadáver, de Jesús. Lo verdaderamente importante es participar de la certeza de que él vive, de que todo ser humano que ama como Jesús vive, de que estamos llamados a asumir nuestra vida como un don que se gasta y se realiza en el servicio.
Es un gran consuelo, una gran fuente de luz, de esperanza, de ánimo, escuchar decir: Jesús, el que está lleno de Dios (así podríamos traducir Mesías o Cristo), vive, su vida no es basura, su vida es un gran regalo, el mejor regalo. Así, el asunto crucial de nuestra existencia es si somos don precioso en la vida de los demás o somos basura, vida desperdiciada que no florece.
Quiero dar mi palabra de ánimo a tantos seres humanos, hombres y mujeres al margen de credos y tradiciones religiosas, insatisfechos: Lo verdaderamente importante es acoger nuestra vida como un don y como un don compartirla y hacerla útil para la vida de los demás. ¡Un abrazo!
1 comentario:
Jesus es un don que debemos seguir, amor a los demás, entrega,servicio, Jesus no está en ninguna edificación,está en nuestros corazones, y solo lo que siente nuestro corazón se debe dar a los demás. En tu apreciación de la humanidad de Jesus nos regalas un hombre que lo único que hizo fué dar lo que tenía en el corazón.
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